Carlincatura de hoy miércoles 23 de octubre de 2024

Tan fácil que habría sido organizar un proceso ejemplar para la elección de los nuevos miembros de la Junta Nacional de Justicia. Sobre todo, luego de la gran visibilidad lograda por una institución que hizo del perfil bajo su identidad hasta que fuera expuesta ante la opinión pública por estricta responsabilidad de los congresistas que desde el 2023 persiguen el objetivo de echarle mano a como dé lugar.

Así que era mandatorio hacer un buen proceso para descartar lo que parece hoy indiscutible ante la opinión pública: el Congreso ha utilizado todo tipo de acciones contra la independencia de la Junta con el aval de un Ejecutivo silencioso y permisivo.

Pero no. Parecen empeñados desde la comisión técnica, presidida por la Defensoría del Pueblo, en seguir echando sombras sobre la elección de nuevos integrantes de la JNJ.

Opaca transparencia en la selección de candidatos y abierta preferencia en el caso de unos aspirantes frente a otros. Se ha prohibido la participación de veedores internacionales, no se ha cumplido con un proceso de selección garantizado académicamente, se ha otorgado a algunos de los participantes más tiempo para exponer sus ideas y se ha querido dejar fuera del proceso a candidatos por reglas no escritas y que eran sacadas de la manga a medida que avanzaba la selección.

Todo apunta a que tendremos un resultado amañado y sin garantía de calidad. Quienes tendrán la responsabilidad de evaluar a jueces y fiscales a partir del próximo período de vigencia de la JNJ no van a tener la licencia ciudadana para actuar. Siempre quedará la sospecha y sus decisiones estarán teñidas por este mal proceso.

Los responsables de esta actuación dolosamente manejada están identificados y tendrán que responder en su momento. Hoy que la esperanza de la democracia recae en un sistema de justicia que está haciendo frente al acoso y la ilegalidad, reconocemos la importancia de contar con jueces y fiscales preparados e independientes. Ese es un espacio democrático más para defender y proteger del asedio del poder corrupto que busca su propia impunidad. Hay que activar los mecanismos que impidan el atropello.