Hay que regresar vivos al
Camp Nou independientemente de ganar o perder ayer. Eso llevo pensando desde que comenzó la temporada y, con más razón, viendo el fútbol que está desplegando el
Barça de
Flick. El duelo ante el
Bayern era la medición perfecta para saber si podía optar a meterse entre los favoritos de esta Champions. En Liga confirmó que sí; viendo el partido de ayer, también. No hubo sorpresas en las alineaciones porque Fermín demostró la titularidad y
Musiala, en el banco, aún estaba entre algodones. Entró al partido más ofensivo el conjunto bávaro pero quien golpeó primero fue el Barça. Desmarque de
Raphinha, control y pase de
Fermín y 1-0 salvando la salida de
Neuer. Primer minuto, primer festejo en Montjuïc. Pero la primera pregunta era: ¿iba a seguir
Vincent Kompany con el equipo en campo blaugrana y, por ende, subiendo la línea defensiva al medio campo? Pues sí, porque los siguientes veinte minutos fueron del
Bayern. La recompensa fueron dos goles de
Kane; el primero anulado, el segundo, minuto 18, el empate a uno. Había que salir de allá atrás
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