No hay materia en torno a la que Pedro Sánchez consiga poner de acuerdo a los socios que le auparon en noviembre a la presidencia del Gobierno. El último caso, el impuesto a las energéticas que el Ejecutivo ha propuesto hacer permanente, provocando el rechazo del nacionalismo catalán y vasco. Tanto Junts como el PNV se ha posicionado en contra de la medida, al entender que pone en riesgo las inversiones en sus territorios , y los peneuvistas exigen que, en todo caso, se convierta en un impuesto más a gestionar por la propia comunidad autónoma. Primero fue el lendakari, Imanol Pradales, que, siguiendo la estela de Josu Jon Imaz, CEO de Repsol y figura de la máxima relevancia del nacionalismo vasco que tachó el gravamen de «populismo fiscal» , lo criticó, afirmando que de concretarse, debía ser responsabilidad de las haciendas forales -Álava, Bizkaia, Vizcaya- su gestión. La justificación, que el Concierto Económico del que goza el País Vasco no brinda competencias sobre impuestos temporales, pero sí sobre los permanentes. Hoy ha sido el portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, el que ha remarcado la posición del partido, advirtiendo que no van a aceptar que este gravamen continúe , sino que este pase a se un impuesto pactado para que el País Vasco pueda graduarlo, defendiendo la «soberanía» fiscal que diferencia a la región, junto a Navarra, del resto de España. «O es impuesto o no es nada [...] Y si es impuesto, tendrá que ser concertado y con capacidad normativa por nuestra parte», ha dicho esta mañana durante una entrevista en Radio Popular. «Aquí lo que tenemos que incentivar es la inversión», ha afirmado Esteban en la línea de la defensa del proceso de industrialización del País Vasco que trata de liderar el Ejecutivo regional. Uno que también se ha hecho visible en su interés porque la entrada de Sidenor en el accionariado de Talgo llegue a buen puerto. «Estamos en un momento crucial en el que se está transformando nuestra industria , compitiendo unos lugares y otros de Europa. Tenemos que ser nosotros los primeros y los que consigamos inversiones para transformar esa industria, que supone puestos de trabajo para el futuro y puestos de trabajo de calidad y bien remunerados. Para eso hace falta que las empresas inviertan», ha remarcado. El asunto salto a primera línea del debate después de que Imaz, antiguo dirigente del Guipúzcoa Buru Batzar (la delegación del PNV en la provincia), planteara la posibilidad de que las inversiones migraran del país, recabando en otros vecinos como puede ser Portugal. Algo que los nacionalistas plantean como perjudicial para los intereses del territorio y contrario a la estrategia económica que trata de impulsar el nuevo Ejecutivo presidido por Pradales. La cuestión no solo ha evidenciado una nueva fractura , ahora en el ámbito financiero, en los muros de la 'mayoría Frankenstein', sino también en el seno del Gobierno de coalición del PNV y Partido Socialista de Euskadi (PSE) del País Vasco. El secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, ha acusado al PNV de caminar hacia un modelo de «dumping fiscal» empujados por «intereses de partido». Estos, por su parte, piden que sean las Juntas Generales de las tres provincias vascas, que gestionan la recaudación dentro del Concierto, las que decidan su implementación.
