Puntarenas FC respira de la mano de uno de sus hijos pródigos
Cuando parecía que el barco quedaba a la deriva, que se extraviado el rumbo y los aficionados perdían fe, apareció en el Puntarenas FC uno de sus hijos pródigos, con una acción relampagueante para marcar el 1-0 sobre al Santos de Guápiles.
Anthony Hernández, hijo de la provincia, quien juega a préstamo de Alajuelense, aprovechó su velocidad y picardía para ganarle la pelota a Jhamir Ordain y, con un toque milimétrico, bañar al arquero Alexandre Lezcano. El tanto en el minuto 83 enloqueció a la afición porteña, que hasta entonces había sufrido por un equipo con poco mérito para llevarse la victoria.
En una semana convulsa, en la que el técnico Luis Fernando Fallas separó a cinco jugadores, entre ellos al volante y goleador Michael Barrantes, enfrentó la renuncia de su presidenta Silvia Bolaños y el regreso de su exjerarca Héctor Trejos, ahora como gerente general, los porteños solo tenían un camino para retornar a la calma.
Anthony Hernández adelanta a Puntarenas con un GOLAZO. pic.twitter.com/aa1LT82icT
— Tigo Sports Costa Rica (@tigosports_cr) October 26, 2024
La anotación le permite respirar al técnico Luis Fernando Fallas, quien al medio tiempo escuchó desde la grada el coro de “¡Fuera Fallas!”; tras sus polémicas decisiones, no tenía margen para perder.
El cuadro naranja, con su segunda victoria en el torneo —la primera como local—, llegó a los 11 puntos, dejando nuevamente atrás al Santos, que se queda en el sótano del campeonato con ocho unidades.
La primera parte arrancó con un cuadro porteño volcado al ataque, tratando de imponer sus condiciones y buscando la ventaja en un partido clave para sus aspiraciones de salir de la incómoda posición.
Los chuchequeros intentaron llegar al marco de Alexandre Lezcano por las bandas, con un Anthony Hernández veloz y desequilibrante, que fue perdiendo protagonismo al no encontrar un compañero o ante la falta de espacios para rematar.
El cuadro santista, con un orden defensivo muy sólido, poco a poco empezó a tomar posesión de la pelota. El juego se concentró en el medio campo, sin grandes emociones en los marcos, ya que ambos conjuntos jugaron al error del rival sin presionar lo suficiente para llegar con claridad a la portería contraria.
La segunda parte fue muy similar, sin grandes jugadas de peligro. Por momentos, el trámite del cotejo fue lento y pausado. Cuando el balón estuvo cerca del marco, los remates terminaron en los graderío debido a la mala puntería de los protagonistas, hasta que Hernández se inspiró para darle una gran alegría a la mancha naranja.