Vinicius llevaba semanas, meses y años soñando con la noche en la que el futbolista convertido en meme por una buena parte de este país desde su llegada a España en 2018, acabaría siendo galardonado con el Balón de Oro. Sus brillantes números de la pasada temporada, autor de 24 goles y 11 asistencias, datos que tuvieron una influencia absoluta en la consecución de la Champions, la Liga y la Supercopa de España , cimentaban su candidatura por encima de cualquier otra. Tenía tan asumido que iba a ser el ganador que todo lo que sucedió en la mañana de ayer fue una de las experiencias más desagradables de su vida deportiva. Y personal. Tenía todo organizado con su familia y amigos para una día especial, único, en el que se coronaría como el mejor futbolista. Se llevaba a su núcleo de toda la vida a París y con ellos tenía una fiesta organizada en la capital francesa. Ancelotti, Florentino y el resto de la expedición iban a regresar el mismo lunes por la noche, pero la hora del entrenamiento de hoy, a las 16.00, le daba la oportunidad a Vini de celebrar en París sin tener que hacer malabarismos para llegar a tiempo a Valdebebas. Lo que no esperaba el brasileño es que las señales, o más bien, las inexistentes señales que daba 'France Football' fueran premonitorias. Por primera vez, la revista francesa había decidido no hacer fotos al ganador antes de la Gala, no entrevistar a ninguno de los candidatos y retrasar la publicación de la revista a la semana venidera del evento. Eran reglas innegociables de 'France Football' para evitar lo que tantos años ha sucedido. Que el ganador se supiera con antelación y que eso provocara la ausencia de los no ganadores. Tampoco las lógicas presiones por parte de los clubes implicados surgieron efecto. No solo Vinicius, el Madrid quería saber el top ten antes de viajar a París, como así había sido en anteriores ocasiones. Tenía muchos jugadores, y también a Ancelotti, entre los candidatos, y quería organizar su expedición con todo atado al milímetro, pero, como Vinicius , se llevó una negativa por respuesta. El caldo de cultivo no gustaba y el runrún se hizo noticia el domingo noche, cuando se le filtró que no sería el ganador: «Se quedó sorprendido y decepcionado», comentó su entorno a este periódico antes de la gala. Una vez acabada, escribió un tuit dejando claro lo que pensaba: «Lo volvería a hacer diez veces. No están preparado». El brasileño pasó el domingo, día libre concedido por Ancelotti, lamiendo las heridas del clásico junto a sus amigos más fieles. En pocas horas se iba a quitar el mal sabor de boca en París, y además de condenar los incidentes racistas del Bernabéu y de mandar un mensaje de aliento en sus redes sociales tras el 0-4, su cabeza se puso en modo Balón de Oro . Era la guinda a seis años de constante evolución y crecimiento, hasta convertirse en el número uno, y era la pantalla más potente para continuar abanderando su lucha contra la xenofobia. Todo se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos. Con 24 años, tiene tiempo por delante, pero, de momento, Vinicius, no será Balón de Oro
