La historia que más se acerca es la siguiente: alguien de la organización llama al
City por la mañana para decirle si puede acudir
Rodri, que no era seguro ya que por su lesión caminaba con muletas. “Es bastante probable que gane un premio”, le dicen. Alguien del equipo inglés se pone en contacto con el
Madrid (posiblemente para comprobar si al
Real le habían dicho lo mismo por
Vinicius) alrededor de las 10 de la mañana y el presidente le comenta al jugador brasileño que el
Balón de Oro no es para él. “¡Pues no vamos!”, exclama
Vinicius, a quien secunda
Ancelotti en muestra de solidaridad y
Florentino se suma ante lo que intuye que es una maniobra de la
UEFA por su lucha con la
Superliga. El
Madrid decide que no vaya nadie, aunque en primera instancia se pensó en la posibilidad de que acudiera
Butragueño.
Real Madrid TV pasa a emitir películas y se come el programa especial que había preparado.
Vinicius suspende el viaje a
París donde había alquilado un local para la fiesta posterior y donde tenía al día siguiente un acto comercial con su marca de zapatillas. El entorno próximo de
Vinicius ya intuía que no lo iba a ganar, tras una información que recibe de un periodista francés.
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