El Instituto Cervantes ya tiene su cifra mágica: el número de personas que hablan español en todo el mundo supera los 600 millones (600.607.806 personas), según el anuario 2024. «Podemos estar contentos de la fuerza cultural del español en el mundo», valoró Luis García Montero , director del Instituto Cervantes, quien destacó que el español «sea en el mundo un referente de los valores democráticos y de las apuestas por el entendimiento frente al pensamiento reaccionario y la violencia». Es la primera vez en la historia que se superan los 600 millones, sumando hablantes nativos (498 millones) y no nativos, lo que mantiene al español como la segunda lengua materna del mundo tras el chino mandarín, la cuarta si se incluyen todos los niveles de conocimiento. Estas cifras, como todas, dependen de la cocina. Otro informe publicado esta misma semana rebaja esos 600 millones de hablantes a 591. El autor de este estudio, 'El español: una lengua viva 2024', es David Fernández Vítores , el mismo investigador que había venido elaborando el informe del Cervantes los últimos quince años. En esta ocasión, tras desvincularse del organismo gubernamental, lo publica con una cocina menos complaciente y que «ayuda a consolidar algunos enfoques críticos sobre su medición que solo aparecían tímidamente en ediciones anteriores». Fernández Vítores ha tenido en cuenta los últimos estudios del Eurostat y del Pew Research Center y excluye a los estudiantes del cómputo global, lo que, a su juicio, incurre en una doble contabilización. Por eso al Cervantes le salen 600 millones y a él 591; mientras que el estudio oficialista habla de 24,2 millones de «aprendices de lengua española», el informe alternativo reduce el «grupo de aprendices de lengua extranjera no incluidos en el grupo de competencia limitada» a 8,9 millones. «La introducción de pequeños cambios de apreciación han permitido reflejar con mayor precisión la nueva realidad cuantitativa», expone el investigador. Cuestionado por esta divergencia en la metodología, García Montero afirmó que el Cervantes ha mantenido la línea de trabajo de los últimos tiempos. El informe de este año lo ha dirigido Francisco Moreno , director del Observatorio Global del Español y responsable de los estudios del instituto antes de Fernández Vítores. «Después Francisco Moreno pasó al Observatorio del Español en Harvard y al Observatorio Iberoamericano en Heidelberg, y después le encargó a uno de sus discípulos, al profesor Fernández Vítores el desarrollo del estudio», dijo García Montero. A su vuelta, Fernández Vítores ha optado por seguir haciendo los informes por su cuenta, pero «eso no ha significado una ruptura», asegura el Cervantes. Los mecanismos de trabajo del instituto siguen siendo los mismos. Lo cierto es que entre ambos informes hay diferencias, y no solo en la contabilización de hablantes. El estudio 'El español: una lengua viva 2024', el de Fernández Vítores, recuerda además que con el paso de los años el peso del español irá yendo a menos. Se alcanzará el punto máximo en 2066, año en el que superará los 682 millones de hablantes, y a partir de entonces comenzará un descenso paulatino hasta final de siglo, «solo parcialmente compensado por el aumento de los hablantes no nativos de español en EE.UU.». Dicho de otro modo: «Si en los últimos 75 años la comunidad hispanohablante aumentó un 285 por ciento, en los próximos 75 años esta solo crecerá un 10 por ciento». En 2100 solo el 6,3 por ciento de la población mundial podrá comunicarse en español; ahora es un 7,3 por ciento (o un 7,5, según el Cervantes). Las razones de este agujero no han cambiado demasiado. Hay una primera cuestión: la demografía. El peso relativo de la comunidad hispanohablante irá cayendo en las próximas décadas, y su lugar lo ocuparán otras regiones como el África subsahariana o Asia central y meridional. Ahí Francia se está haciendo fuerte. La otra razón está relacionada con la oferta del español como segundo idioma en el sistema educativo. En EE.UU. la lengua está perdiendo fuelle en la educación superior, lo que podría verse replicado en otros niveles educativos, y la errática política de Exteriores con el español en Brasil ha supuesto una merma de más de un millón de alumnos desde 2017. «Estamos haciendo todo lo posible para responder a las demandas de enseñanza del español y para apoyar la consolidación del español como lengua reglada en los estudios escolares», argumentó García Montero, quien atribuyó a cuestiones de política interna (y no diplomáticas) que el presidente Lula no haya conseguido restablecer la oferta del español como segundo idioma en los centros de enseñanza. El informe del Cervantes, de 652 páginas, prefiere fijarse en otras cuestiones relacionadas con la cultura, como el peso del idioma en las series de ficción. Según los datos ofrecidos, España es el quinto de productor de series entre las 100 más vistas de Netflix en el mundo y es, junto al Reino Unido, el mayor productor de series de ficción en Europa. Hay otro apartado dedicado a la música: el Cervantes constata que cerca de una cuarta parte de las canciones en las listas de éxitos de 2023 en portales como YouTube o Spotify utilizaban el español; y el consumo de música en español ha aumentado un 3,8 por ciento. Según Eduardo Viñuela , profesor de Historia del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo, desde 2017, tras el efecto 'Despacito' (por la canción de Luis Fonsi), ha crecido el consumo digital de música en español. Los éxitos de canciones españolas en el mundo ya no son excepcionales: «Se está consolidando como una tendencia que muy probablemente seguirá en los próximos años». El instituto que dirige García Montero destaca igualmente que la lengua española se encuentra en el sexto lugar mundial de idiomas traducidos a otros en el campo de la literatura. Eso sí, entre los cincuenta autores más traducidos a escala mundial solo aparece uno hispanohablante, Gabriel García Márquez, en el puesto 49.