Setenil de las Bodegas: el pueblo de las casas bajo la roca en la Sierra de Cádiz
- La huella del río Guadalporcún y el origen del pueblo
- Cuevas del Sol y Cuevas de la Sombra
- La fortaleza y la historia medieval de Setenil
- La vida en Setenil
Se encuentra en la provincia de Cádiz, Setenil de las Bodegas, uno de los poblados más asombrosos y singulares de España. Se destaca por su singular arquitectura, donde las viviendas se encuentran literalmente incrustadas en la roca, Setenil ha convertido su geografía en un emblema de identidad. En este encantador sitio, el río Guadalporcún y las estructuras rocosas han dado forma a un singular paisaje urbano, en el que las casas y las vías parecen ser una prolongación natural de los acantilados que las circundan.
La huella del río Guadalporcún y el origen del pueblo
El principal arquitecto de Setenil de las Bodegas ha sido el río Guadalporcún. Con el transcurso de los siglos, la erosión del río en la roca caliza de la Sierra de Cádiz generó estructuras naturales que actualmente sustentan las viviendas de la localidad, creando un paisaje que fusiona lo natural con lo humano. En tiempos antiguos, el río constituía el eje central de la vida en Setenil, convirtiéndose en un punto de reunión donde los residentes se bañaban y lavaban sus prendas. Pese a que el río ha reducido su volumen, su existencia sigue determinando el diseño del pueblo, con las riberas utilizadas como áreas de vivienda donde las casas parecen surgir de la misma piedra.
La localización estratégica de Setenil ha jugado un papel fundamental en su trayectoria histórica. Desde la era medieval, cuando constituía la frontera del Reino de Granada, Setenil ha sacado provecho de la defensa natural de sus acantilados, transformándose en muros de protección para la población. En realidad, el término "Setenil" se deriva de la palabra latina "septem nihil", que se traduce como "siete veces nada", refiriéndose a las siete contiendas que los Reyes Católicos tuvieron que enfrentar para conquistar la fortaleza en el siglo XV.
Cuevas del Sol y Cuevas de la Sombra
Dos de las calles más reconocidas de Setenil, Cuevas del Sol y Cuevas de la Sombra, son muestras impresionantes de cómo la localidad ha conseguido armonizar su arquitectura con su ambiente natural. En la calle Cuevas del Sol, las viviendas se han edificado de forma que destacan del acantilado, resguardadas bajo la piedra que funciona como un tejado natural. En este lugar, la luz del sol inunda la calle y los turistas pueden deleitarse con terrazas de bares y restaurantes abiertos, protegidos por la piedra.
En contraposición, la calle Cuevas de la Sombra brinda una vivencia totalmente distinta. En este lugar, el firmamento se oculta completamente bajo la piedra, generando un entorno fresco y casi enigmático. Estas dos vías simbolizan un balance ideal entre la arquitectura y el ambiente natural, convirtiendo cada trayecto por Setenil en una vivencia visual inigualable.
La fortaleza y la historia medieval de Setenil
También Setenil mantiene un valioso legado medieval, perceptible en su fortaleza y en la antigua organización de sus calles. La torre del Homenaje, situada en la parte superior de la Calle Villa, es una construcción de origen almohade que se remonta al siglo XII y que los nazaríes emplearon como una última línea defensiva. Desde la torre, se puede contemplar una panorámica de Setenil y sus viviendas blancas agrupadas bajo las piedras, un entorno que rememora siglos de historia y resistencia.
Además de la torre, está ubicada la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, una edificación de estilo gótico-renacentista que añade un matiz monumental al panorama de la localidad. La fortaleza junto a la iglesia evocan el pasado islámico y cristiano de Setenil, y la manera en que la población ha sido un lugar de reunión cultural y estratégica a través de los siglos.
La vida en Setenil
Actualmente, Setenil de las Bodegas ha conseguido mantener su autenticidad y encanto, captando la atención de visitantes que buscan una experiencia distinta. La vida en la localidad se rige por el ritmo sereno de sus calles, donde los residentes se congregan en bares y plazas, y la cocina local adquiere relevancia. Alimentos como el chorizo en manteca, los aceites de oliva virgen extra y los embutidos autóctonos constituyen un componente fundamental de la cultura de Setenil, y evidencian la vinculación de sus residentes con las costumbres andaluzas.
En particular, el turismo ha representado un motor de revitalización para la población. Ahora, Setenil es un lugar frecuente para aquellos turistas que buscan descubrir la Ruta de los Pueblos Blancos y familiarizarse con el singular entorno de viviendas bajo las piedras. No obstante, la localidad ha conseguido balancear el turismo con la conservación de su identidad, facilitando que los turistas disfruten de la autenticidad y el carácter singular de sus calles y sus habitantes.