Joaquín Rodríguez rescata e impulsa al Betis (79-78)
De vuelta a San Pablo, donde ha echado el candado, el Betis Baloncesto ganó uno de esos partidos que hacen afición, desatan la euforia y quitan años de vida. No le faltó un solo ingrediente a un partido, sobrado de pasión, emoción e incertidumbre, que no se resolvió hasta el lance definitivo, cuando con el Betis contra las cuerdas y a contrarreloj, Joaquín Rodríguez se la jugó en una muestra de carácter y personalidad que también lo fue de talento. Con 77-78, suya fue la canasta validada por los árbitros, tras exquisita maniobra, y facturada con tiro adicional que lo llevó a la línea para lanzar a fallar tras la pertinente consulta al banquillo y comunicación de Polanco dado que apenas restaban 2,8 segundos. Así, peleando como jabatos y sufriendo hasta el bocinazo final, sacó adelante el partido al Betis. Una victoria lograda con fórceps ante un corajudo rival, el Fuenlabrada, que lo llevó al límite. Casi se despeñan los verdiblancos en unos sinuosos minutos finales plagados de desatinos. DeBisschop atrapó un rebote salvaje, defendió el balón como si de un hijo se tratara entre tres jugadores, sacó la pelota, Faggiano la perdió en un tres contra uno cuando se mascaba la sentencia y Wembi hacía antideportiva a Bellas. Qué doble error. Luego, el Betis no cerraba el rebote, DeBisschop ponía un enorme tapón a Garino y Wembi regalaba tres tiros libres a McGrew, que colocaba a su equipo por delante con 38,7 segundos (75-76). La oportunidad para redimirse al congoleño, después de dos fallos tan groseros, le llegó desde el 4,60 (77-76), pero luego volvió a hacer falta, acabó eliminado y llevó a McGrew a la línea (77-78) antes del estallido final, para júbilo de San Pablo, con la rúbrica del uruguayo, autor de una tarjeta de 15 puntos, seis rebotes, seis asistencias, cuatro recuperaciones y la canasta del partido. Una cosa muy seria la del charrúa. El partido, de alto voltaje, mucha miga en todo su largo metraje. Lo comprobó rápidamente el Betis, que apenas logró levantar una vez el tiro en las cuatro primeras posesiones. Lo hizo Joaquín Rodríguez y se llevó el tapón de Garino. El exNBA imponía su ley ante el joven talento uruguayo, que por supuesto no se arredró y siguió jugando como lo viene haciendo en las últimas semanas, a un gran nivel. Muy necesitado de victorias, el Fuenlabrada llegaba con el cuchillo entre los dientes, mordiendo. Atrás construyó una empalizada que los artificieros verdiblancos no encontraban el modo de derribas: líneas de pase negadas y defensas mixtas que espesaban la circulación del Betis. Ni un tiro liberado, cómodo. Dos minutos y veinte segundos transcurrieron hasta el primer acierto del Betis, una aventura hasta la canasta de Faggiano. A eso lo obligaba la férrea defensa del Fuenlabrada, pero entonces se aplicaron atrás los verdiblancos. Más carbón a la caldera, más intensidad, con Almazán de pieza clave. No necesita anotar el granadino para ser fundamental. Es el espíritu que contagia, las ayudas a sus compañeros, los balones que lucha en el suelo. Su competitividad. DeBisschop anotó un par de veces bajo el aro antes de desaparecer del partido y el Betis, picando piedra, tomó la delantera. Berzins, con un triple, amplió la diferencia (18-13) antes de que el partido se descontrolara en el tramo final del primer asalto (24-21). Reinaba la igualdad cuando Faggiano se destapó con dos triples frontales que encendieron las alarmas del Fuenlabrada (33-26), pero no lo descabalgaron. Curiosamente, en esos minutos se desempeñó mejor el Betis sin Polanco que con el dominicano. Cuando volvió, el equipo se atascó. Forzó las situaciones en ataque, leyó mal y se desangró en pérdidas. Un bloqueo que el Fuenlabrada aprovechó para cerrar la herida con un 0-7 (33-33). Polanco, testarudo, talentoso y súper competitivo, tiró de raza, carácter y calidad. Primero, con un triple, y luego agarrando su propio rebote en una penetración contra el mundo para anotar en el segundo esfuerzo. Quiere y puede el caribeño, que necesita los puntos para sentirse en el partido. Todo lo contrario que Almazán o Wembi, que falló sus seis tiros al descanso pero había atrapado ya nueve rebotes. Los triples de Faggiano Ganaba por cuatro el Betis (40-36) y se presumía un segundo tiempo estimulante y parejo, bajo las mismas coordenadas. Lo que nadie esperaba era la empanada verdiblanca. Como si fotocopiase su inicio de partido, su puesta en escena tras el receso fue desangelada, sin chispa. Un 0-7 con la rúbrica de Swing en forma de triple (40-43) provocó el tiempo muerto de Savignani para correcciones urgentes. Otra vez la circulación espesa y los pases neutros y horizontales, germen de pérdidas. Joaquín Rodríguez rentabilizó una antideportiva de Bellas desde el 4.60 y Polanco, en la misma suerte, puso el 44-43. El Fuenlabrada era ya una china en el zapato (44-48). Nada que sorprendiera. Su clasificación engaña. Faggiano acudía al rescate produciendo triples en fila, calcados (50-48). Serie imperial del argentino (4/4), máquina repetidora desde el perímetro. DeBisschop rebañaba dos puntos de rebote y el base de Bahía Blanca estiraba la renta hasta los cinco (53-48) tras una falta técnica señalada al Fuenlabrada. Van Zegeren, con su peculiar técnica de tiro, sólo acertaba uno de sus cuatros intentos desde el 4.60 y el Betis subía su actividad y multiplicándose hasta agarrar cuatro rebotes de ataque. Porque puede fallar el acierto, pero no deben faltar las ganas. De Bisschop, noticia, hacía pleno desde el tiro libre (55-49). A cada empellón bético, respuesta madrileña. Berzins, cargado de personales, restaba en una sucesión interminable de interrupciones por la acumulación de faltas que cortaba el ritmo. Un partido a cámara lenta. Sin Polanco ni Faggiano en pista, Joaquín monopolizaba las operaciones desplegando energía y un físico exuberante. En dos minutos dio un recital de baloncesto total: dos costa a costa, una asistencia remontando la línea de fondo para un triple sin ángulo de Kuksiks y un tapón a Van Zegeren, que le saca al menos una cabeza, para sellar el tercer periodo (62-55). Garino se chocó con Berzins, que tenía los dos pies plantados, y el argentino acabó sangrando de la ceja izquierda. El pívot letón, absolutamente negado, una rémora para el equipo, se dejó dos libres por el camino y tanto tardó en cambiarlo Savignani que acabó eliminado y el Betis, con una técnica en las alforjas. LEB Oro Ficha técnica Real Betis Baloncesto (24+16+22+17): Faggiano (19), Polanco (9), Joaquín Rodríguez (15), Almazán (-), DeBisschop (8) -quinteto inicial-; Wembi (7), Marín (-), Hanzlik (-), Domènech (-), Dedovic (6), Berzins (3), Kuksiks (12). Baloncesto Fuenlabrada (21+15+19+23): Bellas (10), Aranitovic (12), Garino (7), Bilbao (1), Abu (10) -quinteto inicial-; Sy (-), Mateo Díaz (3), McGrew (8), Edu Durán (3), Macoha (-), Van Zegeren (10), Swing (14). Árbitros: Albacete, Esteve, Gómez Hernández. Eliminado Berzins, Wembi y Abu por faltas personales. Vigésima segunda jornada de la LEB Oro. Pabellón San Pablo. Con el equipo desconcertado, apareció Dedovic mientras el Fuenlabrada se agarraba a Swing (14 puntos) y Joaquín Rodríguez actuaba ya de base (70-63) y servía a Wembi su quinta asistencia del choque. Bellas descontaba por dos veces de (72-69) en la persecución interminable de su equipo, que no desfallecía. De una antideportiva, Wembi completaba la mitad del trabajo en el 4,60 y luego la perdía en la pintura. Se enredaba el Betis y se echaba encima el Fuenlabrada con su tercer triple consecutivo, esta vez de Mateo Díaz (73-72). A 2.40 para el cierre, Savignani llamó a capítulo a sus hombres. Joaquín asumía la responsabilidad con la tensión in crescendo en la pista. Roces y palabras cruzadas entre jugadores para un encuentro volcánico que se desató en el epílogo con la maniobra del charrúa.