El Atlético regresa a la victoria con la agonía de costumbre
PESTAÑA j27-atletico-betis-liga23/24 Crónica 4 Vuelve el Atlético a la suma de alivio, tres puntos, gol de Morata, victoria agónica ante el Betis después de los traspiés de Bilbao, Almería, Milán... Después, sobre todo, del disgusto de la Copa . A la vieja usanza, con el malestar estético de una colonia de defensas, nervios en la afición y el equipo, pero triunfo después de todo. El Atlético trata de reencontrar el paso y regresar a ese estado de felicidad de unos meses atrás. El proceso le cuesta sudores y escalofríos porque sus pilares se tambalean, el entramado defensivo sigue flotando como un flan en azúcar diluido y el gol se cotiza ahora caro. El Betis que alcanzó cierto grado de brillantez hace tiempo con Pellegrini se ha difuminado igualmente. Y el grupo verdiblanco que penetra en el gélido Metropolitano lleno de bufandas y gorros dista mucho de ser el equipo que enamoraba y distraía al personal. Mala salida del balón Cada vez que la defensa andaluza tiene que poner la pelota a ras de suelo tiembla la mitad de Sevilla porque aquello es un horror. Ni Pezzella ni, sobre todo , Bellerín atinan con el pase amigo, una visión adecuada que pide la jugada, siempre una pierna rojiblanca se interpone y amenaza en la continuación a Rui Silva. Por esta vía percute el Atlético. Practica el 'gegenpressing', el estilo táctico que consiste en presionar intensamente nada más perder la pelota. Llegan las oportunidades y la explicación a los males que últimamente aquejan a los rojiblancos. Memphis falla dos goles en la misma jugada, tras rechace. No es el holandés ninguna garantía de elocuencia con el balón en los pies, falla demasiadas pases, se intuye técnica pero se precipitan los errores en las entregas, ninguna claridad, esa lentitud de su aparente sobrepeso, solo el aval de los zambombazos lejanos y la potencia física. También falla Morata, que ha transitado durante semanas en su antigua versión desmoralizante. Precipitaciones, ansiedad, malas decisiones y demasiadas protestas. En un lance tiene la opción de seguir con el balón encarando al portero, pero prefiere tirarse y generar la duda del penalti. Manías de futbolistas que generalmente nadie reprende. Morata tira horroroso el penalti que él mismo provoca, blando y telegrafiado al costado derecho de Rui Silva, también se descompone en el rechace y hace pensar que nada bueno saldrá de esas botas esta tarde. Ha marcado en propia Rui Silva, en una contra bien dirigida por Lino que se emborrona cerca del guardameta luso. El Betis se estira, el Atlético concede, graniza en Madrid, un tiro de Rodri casi sorprende a Oblak. El Atlético no está muy allá, pero el Betis está mucho peor. Y por esa razón se comprende el segundo tanto de los colchoneros. Un tiro desde fuera del área, albricias, milagro este sí, de un rojiblanco (Rodrigo de Paul) y en el rechace, a puerta vacía, Morata aplica su mayor verdad: dirige perfecto el remate de cabeza. Carvalho y Guido Los cambios tienen un efecto sanador para el Betis en el descanso. William Carvalho y Guido aportan criterio, posesión de la pelota y sabiduría en el oficio . El Atlético no necesita más argumentos para echarse atrás y buscar el contragolpe. Pero los andaluces creen en la remontada, se lo toman con paciencia y se adueñan del partido. De repente al Atlético le falta tensión, toda la energía la pone el Betis, la presión cerca de Oblak. En una de las andanadas, Llorente la pasa mal, el Chimy la recupera y habilita a Carvalho, quien se saca un tiro con vuelo que va a la escuadra. Oblak las paraba antes, se estiraba hasta el cielo, ayer como un portero de corte normal la vio adentro. Es una película conocida en el Metropolitano. Un marcador a favor, un repliegue impostado o voluntario, un gol del rival y a sufrir porque así es el Atlético. Ya no hay ocasiones colectivas para Morata, tampoco las fabrica Memphis, cada vez más torpe con el balón, han salido Saúl y Nahuel Molina, pero no han mejorado mucho el juego de su equipo. El personal se acuerda de Griezmann, la claridad de su fútbol, la visión del talento... Toca remar porque el Betis aprieta mucho y con fe. Oblak vuelve a ser quien fue en una parada colosal, abajo, rebote al poste. El Atlético acaba hundido en su área, pitos al cambio de Savid por Morata, una montaña de defensas, la agonía y el triunfo por los pelos.