EL presidente, en ese tono engolado con el que defiende la amnistía de todos los implicados del 'procés' como una forma de pacificación de los pueblos y para ahondar en el camino del «diálogo, el entendimiento y el perdón», en un ejercicio tradicional de incoherencia política ha colocado a la vanguardia del frente de batalla de su Gobierno a un grosero cuyo cargo debería ser el de ministro mamporrero. Si María Jesús Montero es la aplaudidora y jaleadora oficial, Óscar Puente es el perro de presa de Sánchez, azote del PP y tuitero empedernido que olvida su cargo institucional para bajar al barro de las redes sociales sin pudor, con tono barriobajero. Entra al trapo de cualquiera poniéndose a su...
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