Barrabás, amnistiado
Escuchando el pasado domingo, que fue el de Ramos, y este Viernes Santo la lectura del relato de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, mi atención se detuvo por un momento en la mención que se hacía de un bandido conocido por Puigdemont, perdón, no era esa mi intención, al que llamaban Barrabás . Un tipo que, contra todo pronóstico, se vio agraciado con una amnistía decidida por el prefecto romano, Poncio Pilato, mandamás del emperador Tiberio en la provincia romana de Judea. El evangelista san Marcos dice de Barrabás que estaba encarcelado junto con unos sediciosos y que en un motín había cometido un asesinato. Los sumos sacerdotes, a los que Jesús no se privó de tildar de hipócritas y fariseos, se vengaron de él incitando a la plebe que pidiesen la liberación de Barrabás. Y Poncio Pilato, que quería mantener el poder a toda costa, perdonó al canalla. O sea, que eso de dejarse extorsionar cabe considerarlo como nihil novum sub sole. El modo de actuar de Pedro Sánchez , cediendo a todas las exigencias y gollerías de Carles Puigdemont , a cambio de los votos de los sediciosos de Junts, es de un absoluto e insólito entreguismo, imposible de entender por toda mente libre de servidumbres partidistas. Sánchez vendió a los suyos, que le han dejado actuar según le salía de sus conveniencias, con el cuento de que tanta concesión –de imposible cumplimiento antes del 23 de julio-- se hacía desde la generosidad y el convencimiento de ser el bálsamo a Fierabrás, capaz de apaciguar los levantiscos ánimos de los separatistas catalanes. Éstos, sin contar los plazos que habrá que esperar para que la ley que les tiene que amnistiar entre en vigor, se han dedicado a volver por donde solían, a la senda del referéndum de autodeterminación e independencia, obligando a Sánchez a tener que recurrir –una vez agotado el comodín de Franco, y habiendo pifiado con el de la mujer de Feijóo– al de Isabel Díaz Ayuso , que a cada insulto del coro de sanchetes –Bolaños, Montero, Puente, Alegría, Peña, el propio Sánchez, Marlasca entre otros abducidos— incrementa el número de votos de los madrileños que quieren que siga siendo presidenta de la Comunidad de Madrid. De igual modo que los cristianos esperamos que llegue la madrugada del Domingo de Pascua, para proclamar y felicitarnos que Cristo haya resucitado, cada vez son más los españoles –hasta el punto de que obligar a que tenga tener reflejo en las encuestas del desvergonzado de Feliz Tezanos- que esperan que pronto termine el Via Crucis a que nos tiene sometido un trolero y mendaz presidente, del que Puigdemont ha demostrado hasta el cachondeo la vulnerabilidad con que le somete a su antojo. Y Sánchez, con tal de seguir siendo presidente y volando en un Falcon, y en otro de repuesto si el primero falla, ha cedido, cede y cederá a todos los caprichos puigdemoníacos. Y por cierto, ¿dónde ha quedado aquella creatividad pionera, de la que hacían gala los catalanes, que tenía plasmación en diseño, innovación e ideas, a la vista de la patética vulgaridad del lema electoral reflejado en ese « Junts + Puidemont per Catalunya »? Una frase que no pasaría de aprobado raspado en un concurso entre escolares de primero de ESO, por muy inmersos que hayan hecho sus estudios en catalán y sin disglosia alguna de la invasora y por demás utilísima lengua castellana. Aprovechen el respiro de estos días de asueto, en los que apenas tenemos que sufrir exabruptos de los políticos, y cómanse la mona pascuera en buena compañía , y traten de empinar el cachirulo que viento hemos teniendo hasta el aburrimiento y ni una gota de agua que nos llueva y con el Ebro llevándola hasta las trancas.